domingo, 30 de diciembre de 2018

Mina de Mercurio El Terrenal - Asturias

HISTORIA.
Esta industria de mercurio yace enmascarada por la maleza junto al arroyo de San Tirso en Mieres. El Terrenal no es más que un seudónimo pues esta mina recibe el nombre de Pozo Esperanza, un curioso apelativo para un lugar de trágica historia.
Esta industria inicia su actividad en el año 1940 y, durante décadas, fue un engranaje clave de la extracción de mercurio de Asturias.
La reseña biográfica de esta empresa minera fue adquirida en 1844 por la Sociedad de La Fraternidad y, posteriormente, traspasada a la Sociedad El Porvenir en 1846. Ya a principios del siglo XX, The Oviedo Mercury Mines se adueña de la explotación minera y, nuevamente, es transferida a Policarpo Herrero en 1913.
Ya en 1947, nace la compañía Astur-Belga de Minas S.A. la cual exprime el rendimiento del Pozo La Esperanza y La Unión hasta el cierre definitivo.
A lo largo de los años, por esta mina pasaron más de ochocientos trabajadores, concretamente entre mediados de los años cuarenta y mediados de los setenta, y la gran mayoría procedentes de Portugal, Galicia, Extremadura, Andalucía, etc. Todos ellos atraídos por los sueldos relativamente elevados que el mercurio ofrecía con respecto al carbón. Tras la búsqueda de unas condiciones salariales favorecedoras, trabajar en El Terrenal escondía una elevada tasa de mortalidad poco esperanzadora. Mientras que países como Japón, Estados Unidos o Canadá, habían prohibido la explotación de este mineral, la España de Francisco Franco ascendía al pódium de la explotación mundial de mercurio.
Así, esta mina se convertía en un infierno en el cual sus trabajadores morían por diversas afecciones causadas por la contaminación y, con ellos, una parte de la historia contemporánea de esta región.
Es en el año 1973 cuando El Terrenal cierra sus puertas, aunque estas no logran encerrar sus riesgos.
En 2008 el Ministerio de Medio Ambiente declara una lista de once estructuras mineras potencialmente contaminadas, entre ellas, en quinto lugar se posiciona El Terrenal. Tres años después, la Universidad de Oviedo presenta el proyecto I+DARTS que tiene como objetivo seleccionar las técnicas más adecuadas para la recuperación de suelos contaminados con materiales pesados. Al año siguiente, en junio de 2012, se aprueba por fin este proyecto con un coste estimado de un millón de euros (cofinanciado al 50% por la Unión Europea). Las previsiones auguran que dicho proyecto no finalizará hasta 2016.
Como anécdota cabe destacar el estreno de un documental titulado ‘Morir en El Terronal’, dirigido y producido por el gijonés Luís Felipe Capellín, en el que recupera la historia de esta explotación en la que perdieron la vida centenares de trabajadores.

(Decadencia urbana)

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