Considerado uno de los primeros monasterios cistercienses construido en la península ibérica, Santa María de Moreruela cobijó a una de las comunidades monásticas del Císter más importantes de su época, alcanzando su apogeo durante el siglo XIII, cuando unos 200 monjes vivieron en sus dependencias. La desamortización del XIX fue la estocada para una orden que ya languidecía en buena parte de Europa.
Al contrario que otros edificios pertenecientes al Císter que con el paso del tiempo adquirieron otros usos, este monasterio de Zamora se abandonó sufriendo su estructura el inevitable paso del tiempo. Bendito abandono para muchos de sus ilustres visitantes, como Unamuno que le dedicó estos versos en su obra Recuerdo de la Granja de Moreruela: “¡Qué majestad la de aquella columnata de la girola que abre hoy al sol, al viento, y a las lluvias! ¡Qué encanto el de aquel ábside! ¡Y qué inmensa melancolía la de aquella nave tupida hoy de escombros sobre que brota la verde
