viernes, 14 de mayo de 2021

Baró - Burgos


Baró es un despoblado situado en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León (España), comarca de Las Merindades, partido judicial de Villarcayo, ayuntamiento de Valle de Losa.

Despoblado situado 3 km.​ al Este del ayuntamiento, situado en el paraje conocido como El Cañón, cruce de caminos, y a 8 km de Oteo, la que fue su capital de ayuntamiento en vida.

El caserío se halla en el fondo de un vallejo de Sierra Salvada, rodeado de lomas calizas descarnadas, siendo sus límites más próximos, por el norte, Los Llanos y Las Campas; por el sur monte de El Soto; por el este, el Castro de Villota, y por el oeste, la fuentecilla de El Convento.

Se accede por la carretera Trespaderne–Arceniega (BU-550), sobrepasando Quincoces de Yuso, en dirección al Puerto de Angulo, una pista sin asfaltar lleva a Baró. También por la antigua N-625 de Burgos a Bilbao: desde Berberana a Quincoces de Yuso (BU-552), saliendo a Villacián y continuando hasta Villota, donde debemos tomar otra pista sin asfaltar.

Sin olvidar algunos yacimientos arqueológicos en cuevas y castros, pertenecientes a las edades del Bronce (Cueva del Rebollar) y del Hierro (castros de Robredo de Losa y Villota), ni tampoco el hecho de que esta comarca fuera significativamente romanizada (villas de San Martín de Losa y Salinas de Rosío, sus orígenes se remontan al siglo noveno, cuando el obispo Juan y el abad Paulo llevaron a cabo la repoblación.

Existió un monasterio dúplice de la orden de hospitalarios que pasó a pertenecer al Monasterio de Santa María la Imperial de Obarenes en 1260.

Tal como recoge el Censo de Floridablanca de 1787, Quincoces tenía la categoría de Lugar sometido a jurisdicción de realengo con Regidor Pedáneo nombrado por la Junta de Oteo una de las siete que formaban la Merindad de Losa adscrita al Corregimiento de las Merindades de Castilla la Vieja, uno de los catorce partidos que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833.

Baró quedó vacío a principio de los años sesenta, que es cuando pasó a convertirse en una finca privada. Santiago Ungo fue el último turco que tuvo el pueblo, Vicente Cabañes el último a quien se dio tierra en el cementerio y Crisanta Abechuco protagonizó la última boda al contraer con el pastor de Villabasil. De todas maneras, en este lugar surgió un noble linaje que se extendió por otras regiones, principalmente por León, y entre quienes se destaca, entre otros, Ignacio de Baro y Guzmán

Baró recibe con alegría la llegada de la primera luz eléctrica, la que distribuye la central de Puentelarrá, abandonando los lúgubres y humeantes candiles de petróleo y carburo. Pero los habitantes de Baró siguieron sin tener agua en las casas, nunca la tuvieron (siempre se surtieron de la fuente de una cueva), sin escuela (los 11 niños iban andando por montaraz camino a la de Villota), sin medios para salir del pueblo cuando las nevadas (se recuerdan aislamientos de hasta tres meses).

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