viernes, 28 de octubre de 2016

Las Murtas - Murcia

En medio del paisaje árido y desolado del noroeste murciano destacan algunas pequeñas cadenas montañosas, como la sierra del Cerezo, cubiertas por vastos pinares entre los que medran también sabinas, serbales, quejigos y pequeñas manchas de encinar. A los pies de esta sierra se encuentra la aldea de Las Murtas, destruida por un violento incendio que arrasó la zona en 1994 y redujo la mayor parte de los edificios a simples paredes.

Elaboración de resina
Hasta hace poco, Las Murtas era un activo caserío habitado por un centenar de familias, muchas de ellas dispersas en mínimas cortijadas en los alrededores, dentro de una extensísima finca de pinar de un acaudalado francés, llamado coloquialmente Felipe.
Los niños acudían a la escuela y los adultos se dedicaban a la recogida y elaboración de resinas en una fábrica que estaba integrada en el corazón de la finca, conocida como Casas de Felipe, donde también se alzaba la ermita y la vivienda del "amo", un bello edificio precedido por dos palmeras.
El fuego convirtió la aldea en un paraje solitario en el que todavía se aprecian claramente tres núcleos, repartidos en torno al cauce del Murtas. A un lado del río, en una zona en la que se han arreglado algunas casas y se han sembrado huertos, está la casa solariega, con huellas evidentes del incendio en la fachada y en el jardín.
Cerca de la carretera hay otras viviendas que pertenecieron a los trabajadores y, al otro lado del río entre estilizados pinos, hay edificaciones aisladas, pocilgas horadadas en los taludes del suelo y los restos de la fábrica de resinas, en cuyo centro descansa la carrocería de un viejo Dogde carbonizado y cubierto de maleza.

(Pilar Alonso y Alberto Gil)

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