En pleno Valle del Lozoya nos encontramos con este pequeño pueblo que es, sin duda, la imagen de pueblo abandonado que tenemos en nuestra mente. Su dejadez ha llegado hasta tal punto que la vegetación se ha convertido en dueña y señora de sus calles y de sus casas. Las Bellidas vio cómo sus habitantes comenzaban a marcharse en torno a mediados del siglo XX y desde entonces sólo recibe las visitas de turistas que buscan una visión diferente.
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