La categoría de esta terminal de carga variaba en función de la cantidad de mercancías expedidas. Originalmente clasificada como apartadero, fue considerada en diferentes ocasiones como estación, se llegó a degradar a apeadero y terminó sus días de uso tal y como empezó.
Las instalaciones a mayor altitud de la línea (1163 metros) se destinaban al tráfico maderero y no al servicio de pasajeros pero la estación contaba con el edificio de viajeros típico de la línea, ya que los empleados solían utilizar el tren para acudir al trabajo.
El muelle era descubierto y contaba con una gran grúa que cargaba los vagones con los troncos procedentes del inmenso pinar que le daba nombre.
Además existía una báscula para vagones y un gran edificio auxiliar, posiblemente administrativo.
El estado general es lamentable, siendo en esta ocasión únicamente responsables los elementos meteorológicos.
Para cualquier aficionado al ferrocarril resulta doloroso ver estas palancas de la caseta de enclavamientos totalmente oxidadas. Una lástima.
Un total de cinco vías servían a la terminal: la general, la de sobrepaso, dos terminadas en topera y una para el muelle de carga.
Esperando al tren