En la sierra de Guadarrama existen varios hospitales y sanatorios abandonados, construidos a principios de los de los años 40 para erradicar la enfermedad de la tuberculosis, pero los avances médicos y las nuevas medicinas cambiaron de rumbo la manera de atacar esta enfermedad dejando a un lado aquellas moles de ladrillo y hormigón que hasta entonces ubicadas en plena sierra permitían respirar aire puro lejos de la contaminación.
Construido en 1943 contaba con una superficie de 67.433 metros cuadrados, 5 edificios, 1 aparcamiento, 1 piscina, 2 bunkeres de la guerra civil y mas de 10.000 metros cuadrados construidos. En terrenos cedidos por el ayuntamiento de los Molinos en 1940, prácticamente al ser terminado fue re-acondicionado como clínica neumonológica y utilizada por el ministerio de defensa como hospital militar especializado en enfermedades pulmonares desde 1947 hasta 1995, en que paso a dar servicio como clínica geriátrica para altos cargos de la marina debido su gran lujo y la calidad de sus instalaciones.
En el año 2002 y ya con el nuevo ejercito profesional y sin el gran numero de soldados de remplazo para atenderlo paso a tener mas personal de servicio que personas alojadas en él, y el ministerio de defensa decidió cerrar sus puertas, dejando el enorme complejo casi sin vigilancia con tan solo algunos edificios aún en uso para servicios del ayuntamiento como algún almacén para plaquetas y adoquines de la ciudad o como garaje para los camiones de limpieza urbana.
El edificio al llegar resulta realmente escalofriante y mas si a esto le sumamos todas las historias de mendigos y ruidos o fantasmas que se pueden escuchar en el. Yo mismo en mis visitas pude sentir varias experiencias un tanto raras que a pesar de no repetirse en todas la visitas, si fueron oídas por varias personas que me acompañaban.
La primera "cosa" rara fue nada mas entrar al edificio principal, cruzamos el hall y nos dirigimos hacia el antiguo salón del comedor principal, justo debajo de donde se encontraban las escaleras principales, el edificio parecía temblar y caían pequeños cascotes de pintura que saltaba del techo, mientras se oían como si doscientas personas subieran a tropel por las escaleras, al principio tan solo creíamos que seria un grupo de 4 o 5 personas que nos habíamos encontrado antes, también merodeando el edificio y que nos dijeron casi sin nosotros preguntar que eran de un club de pint ball que tenia alquilado el edificio y que no nos arrimaras a las ventanas pues iban a tirar muebles por los balcones. Pero tras unos segundos de ruido y parecer que las escaleras se iban a venir a abajo, decidí recorrer los escasos 10 metros que separan el comedor de la escalera y poder ver que estaban haciendo allí, curiosamente según paso las puertas de madera que separan el hall del comedor el ruido ceso y al mirar por el hueco de la escalera nadie parecía haber pasado, ni ruido, ni señas de haber salido por la puerta que distaba a mas de 20 metros.
(Abandonado y olvidado)