Espectacular la bajada de temperatura que experimentamos en este lugar, y no me refiero a la manida sensación de frío que presuntamente se siente ante la presencia de algo incorpóreo, sobrenatural, sino a una caída en picado de 10 grados en el mercurio y de un viento helador que hizo que nuestra visita fuese mucho más corta de lo que preveíamos.
Nos adentramos en las antiguas instalaciones militares con total libertad, ninguna advertencia prohibiendo el paso, cadenas o puertas que impidiesen nuestra entrada. Parece que las instalaciones fueron abandonadas hace más de una década y los polvorines y campos de maniobras trasladados a latitudes no muy lejanas. Ese abandono resulta patente en todos los edificios que visitamos y muy especialmente en el principal, carente de ventanas, sin barandillas en las escaleras y grafitis por doquier.
Allí, en el edificio principal se ubicaron, en su momento, los dormitorios, la cantina, las oficinas y el comedor. Hoy todas las plantas se encuentran diáfanas y el viento recorre las estancias a su albedrío. Desde lo que fueran ventanas acristaladas podemos divisar muchas de las instalaciones que completan el complejo militar, algunas de las garitas y la zona de campo en la que estaba instalado el campo de prácticas de tiro.
Existe cerca de estos edificios una amplia piscina en relativo buen estado, la zona de talleres, el botiquín, una barbacoa y, a lo lejos, los famosos polvorines.
Accedimos hasta ellos en nuestro coche y, dados los excrementos y el cadáver de uno de estos animales en descomposición que allí encontramos, constatamos que en la actualidad son empleados para el pastoreo de cabras.
Muy próxima a esta zona hallamos la perrera y algunos edificios con letrinas junto a un pequeño aljibe y un pozo. Y, finalmente, apuntando ya la luna sus primeros destellos, pusimos fin a nuestra visita con mucha atención a los restos de alambrada con pinchos que se esparcen por algunas zonas del camino. Con el frío que hacía no parecía buena idea bajarse del coche para cambiar una rueda.
Locusamoenus