Insólito lugar, un pueblo detenido en el tiempo, con una bonita iglesia en ruinas, y donde ya no vive nadie.Muy cerca del Villar de Domingo García.
Antiguo pueblo de renteros, fue propiedad de doña Amparo Eraso Lledó. Ya bien entrado el siglo XX sus habitantes compraron las casas y las tierras a los descendientes de doña Amparo.
Diecinueve viviendas conformaban Villalbilla alineadas casi en su totalidad a lo largo de una calle. Celebraban las fiestas patronales para San Pedro. Duraban tres días y contaba con gran presencia de gentes de pueblos vecinos. Se hacia otra fiesta el primer domingo de Cuaresma dedicada a Santa María Magdalena. Al Villar se desplazaban los villalberos para realizar las compras y también iban allí a por agua, uno de los principales problemas de Villalbilla, la fuente que había no era potable y tenían que ir a buscarlas con las caballerías al Villar, a Nohedas o a Fuentesclaras indistintamente.
A la falta de agua se unió la mecanización del campo que motivó que no hubiera trabajo para todos y así los villalberos se fueron marchando principalmente a Cuenca y a Valencia.
El fin también le llegó a Villalbilla. En el año 1978 ya solo había tres casas abiertas. Las tres familias se marcharon casi a la vez. Unos al Villar y otros Cuenca.
A partir de aquí, solo soledad y silencio y la ruina total del pueblo.
La iglesia parroquial. De las dos campanas una se fue al Villar de Domingo García y la otra a la parroquia de San Fernando en Cuenca.
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