En uno de nuestros paseos por un bosque cualquiera poblado de eucaliptos nos adentramos sin esperar nada por un viejo camino de carros que parecía conducir a ningún sitio. El camino era de origen centenario aunque sus piedras laterales demostraban una posterior rehabilitación. Unos pocos metros más y empezamos a observar pequeños vertederos de edificaciones de las que ya no quedaba nada.
Sin embargo luego aparecieron las primeras edificaciones de piedra tragadas por la hierbas. Se nos dio por recorrer los alrededores y encontramos casi una docena de casas más , todas ellas escondidas por la vegetación. Se trataba de casas cuya antigüedad podría abarcar desde el siglo XVIII o XIX hasta mediados del siglo XX. Casi todas eran de piedra excepto los galpones y parte de una vivienda de dos plantas en donde el cemento era el protagonista. Una de ellas destaca por el tamaño y la excelente calidad de su sillería y que parecer ser el centro del núcleo.
Recorriendo los aledaños nos encontramos con los pies de un hórreo, un pozo, una casa con horno tradicional, los restos de un lagar del siglo XX en los que aún se puede ver un poco de la “trabe” y varias edificaciones que tenían varias puertas, cosa que parecía demostrar un uso de almacén. De muchas solo quedan sus bases y otras sin embargo mantienen bien su estructura de paredes pues sus cubriciones han desaparecido.
La falta de agua corriente, electricidad y asfaltado nos remontan al siglo pasado y observando el vuelo americano de finales de los 60 se aprecia el terreno aún cultivado. Los grandes eucaliptos que crecieron junto a los muros de las casas y que se salvaron de varios incendios también parecen tener mucho más de medio siglo.
El terreno con forma de terrazas, los restos de lagares y la tradición vinícola de la zona hacen previsible una relación con la uva y el vino con esta aldea.
Sin embargo aún no hemos encontrado a nadie que nos pueda aclarar el nombre del lugar y de la aldea, si bien los mapas cartográficos denominan la zona como tal o tal, por lo que rogamos que si alguien lee estas líneas y conoce esta aldea nos dijera un nombre más preciso. El lugar se encuentra a poco más de 500 metros en línea recta del mítico Monte do Castelo y la capilla de la gran piedra que forma la capilla de la Asunción y por debajo y a escasos metros de los depósitos de agua de Salvaterra de Miño, un lugar de canteras abandonadas y alguna piedra con grabados en forma de cruz, posiblemente relacionados con la actividad de cantería.
No muy lejos, aunque ya fuera de esta aldea, existe una impresionante casona abandonada del siglo XVIII que se localiza muy cerca del Pazo das Barreiras y prácticamente en donde se ubicaría la desaparecida gran fortaleza de Santiago de Aytona, fortaleza relacionada con los fuertes de Salvaterra y las guerras lusas.
(Galicia Máxica
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