“Los hoteles me fascinan. Ha pasado mucha gente por ellos, y muchas veces mantienen las habitaciones montadas, con sus televisores... Este hostal era el típico de pueblo, y tenía las camas hechas aún, el restaurante con las mesas y los manteles, incluso con las cajas de cerillas de obsequio para los clientes... Una pasada de sitio", dice Marc Raja.
El País
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