Peñalcázar está situado en lo alto de una meseta de difícil acceso, posee una muralla semiderruida levantada en el borde de la roca que la rodea.
Al parecer Peñalcázar fue abandonado definitivamente en la década de los años 60.
La dureza de su clima, (muy extremo en invierno) y sin agua potable, (los vecinos tenían que bajar a por agua a la fuente cercana) hicieron que se despoblara.
En general el pueblo está semiderruido a excepción de algunas casas y la iglesia que aún conserva sus fachadas y el campanario aunque sin campanas que como en la mayoría de pueblos abandonados han sido expoliadas.
También se pueden ver los restos de un aljibe donde se recogían las aguas de lluvia para ser aprovechadas.
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