jueves, 1 de diciembre de 2016

Tabaqueros - Albacete

Tabaqueros es una aldea española perteneciente al municipio de Villamalea, en la provincia de Albacete, dentro de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
En 2015 tenía 3 habitantes según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística.
Hasta el tercer tercio del siglo XX, fue uno de los principales núcleos de población en el sureste de dicho término municipal, dominando la parte alta de la depresión del río Cabriel, del que dista unos 8 km a la altura de la aldea de Tamayo. La importancia demográfica de la aldea le permitió mantener recursos comunitarios, como la escuela municipal, hasta los años 1960. Situada junto a la rambla del mismo nombre, su renta se ha basado tradicionalmente en la ganadería y la agricultura de secano.

(Wikipedia)

Estación de Pontagra - La Coruña

La estación antigua, la que hoy tenía que ser fantasma y estar abandonada, es totalmente lo contrario. Aunque sin uso ferroviario, la vieja estación y su entorno han sido acondicionados en el año 2008 para el disfrute de los vecinos como área recreativa y seguramente los edificios cuenten próximamente con algún uso municipal y lúdico. Se sitúa también un poco lejos del centro de Ordes, en la parroquia de Parada, en el lugar de A Estación, donde el río Lengüelle separa los concellos de Ordes y Tordoia. Por ello recibe también el nombre de Estación de A Pontraga, en referencia al lugar de A Pontraga en la parroquia de Numide en Tordoia. El edificio principal es el más destacable del conjunto pues es obra del arquitecto Ramón Cortázar de Urruzola (1867-1945) y fue construido en 1943 a imagen y semejanza de la estación de Azpeita, en Guipúzcoa, edificio que hoy alberga el Museo del Ferrocarril. Este arquitecto dejó infinidad de obras sobre todo en el País Vasco, entre las que destacan la Casa Consitorial de Eibar, el Palacio de Bellas Artes de San Sebastián o la caja de ahorros de Zaragoza. Con la construcción del nuevo trazado, al estación de A Pontraga, quedó en abandono hasta el año 2012, año de adecuación e inauguración del área recreativa.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Vellosillo, Soria

Vellosillo está al norte de la provincia muy cerca de la provincia de La Rioja en la llamada comarca de Tierras Altas, en la zona de Yaguas. Situado en una pequeña ladera por encima del río Ostaza.
No hay señales de vida aunque alguna casa ha sido rehabilitada.
La iglesia está derruida casi por completo.

(Pueblos abandonados o despoblados)

Lacort - Huesca

Antes de que quede bajo las aguas del embalse de Jánovas, Lacort ya ha sido sepultado por un tupido manto de vegetación que ha cubierto sus veredas, trepando por las paredes y colándose a través de puertas y ventanas hasta imponer su presencia en cuadras y salones. Un denso ramaje en el que sobresale el perfil de los edificios, en peligroso estado de ruina como se advierte en un cartel clavado en uno de sus muros.
Muy lejos queda la primera mención de este lugar, citado en el año 1095 como la heredad de Lacorres. Siglos más tarde, en 1495, era conocido como Cort de Tricas y ya contaba con 7 "fuegos" y durante el siglo XIX había casi un centenar de vecinos dedicados al cultivo del trigo, el maíz, el cáñamo y el mijo, así como a la cría del ganado lanar y a la pesca de la trucha en el cercano río Ara.
Todavía en 1970 estaban censados 26 habitantes pero al cabo de pocos años se produjo la marcha definitiva de la población, desalojada por el proyecto de un embalse que tras permanecer un largo periodo archivado en el cajón, ha vuelto a salir a la luz.

Batán y molino harinero
Entre las construcciones se pueden apreciar algunos edificios de buena planta y una altura poco común en la zona, precedidos por sus correspondientes patios y por los corrales, a los que se accedía por una entrada cubierta de tejadillo. Las paredes de los pajares, las cubiertas de pizarra y las escasas chimeneas que despuntan en los tejados ilustran también el carácter tradicional del núcleo de Lacort, estructurado alrededor de una sola calle.
El tiempo y las zarzas han borrado toda huella del cementerio, así como del batán y el molino harinero que estaban en activo durante el siglo pasado, junto a la carretera se alza lo que debió ser el único comercio del pueblo, una tienda de "géneros coloniales y del país" y alrededor de las ruinas aún se extienden algunos cultivos de cereal, último regalo de estos campos antes de quedar sumergidos.

(Pilar Alonso y Alberto Gil)

Casillas de Díaz - Málaga

La sequedad y pobreza del terreno parecen haber ganado la batalla a esta aldea, formada por varios núcleos de casas que salpican un paraje de la sierra Gibargalla, dominando unas excelentes panorámicas del valle de Guadalhorce. Las edificaciones, en estado muy ruinoso, se reparten en dos o tres cerros, a distintas alturas y aprovechando los vaivenes de un terreno en el que apenas asoman algunas encinas, almendros y algarrobos que ayudaban al pueblo en su precaria subsistencia.
A mediados de los años setenta, la mayoría de los habitantes de Casillas buscaron acomodo en los nuevos pueblos de colonización de Cerralba y Zalea, asentados en el valle y volcados en una agricultura más productiva. Con anterioridad, los vecinos de la aldea se habían dedicado a actividades tan diversas como la elaboración de carbón vegetal y la producción artesanal de escobas de retama que vendían en los pueblos de la comarca. Pero la falta de luz y de agua, que sólo se podía obtener en algunos pozos, hoy secos, produjo la total decadencia de esta localidad que pasó de tener más de cien viviendas, escuela y bar con tienda, a convertirse en un fantasmagórico caserío.
El pueblo, al que se accede por un camino que atraviesa la pelada sierra coronada por un repetidor de televisión, aparece diseminado por las paredes de una especie de vaguada que desciende hacia el valle.

Chicharras y ortigas
El mayor núcleo de viviendas bordea la calle principal, formando sendas hileras, entre las que se mantienen en pie algunas casas blanqueadas y cubiertas con la tradicional teja árabe. Su interior, de una simplicidad extremada, a menudo contaba con una sola habitación dividida en dos mediante cañizos. Entre las construcciones abundan también las cuadras, hechas con muros de piedra y, de vez en cuando, algunas paredes de mayor altura recuerdan la existencia de casas de dos plantas, en las que se adivinan escaleras, chimeneas y restos de antiguos patios.
Sobre sus escombros asoman las pitas, las ortigas prosperan sin dificultad y se mueve libremente una nutrida población de reptiles que abandonan sus mudas entre las piedras.

(Pilar Alonso y Alberto Gil)

Lugar de Xestas - La Coruña

Son las ecoaldeas, pequeñas localidades en las que sus habitantes luchan porque cualquier actividad desde la construcción de viviendas, el uso de energía hasta la alimentación o la ganadería sean 100% ecológicas.  
La ecoaldea coruñesa de Xestas puede presumir de ser la primera. Los trabajos de recuperación de este pueblo comenzaron en 1973. Siempre basándose en una explotación sostenible y ecológica, esta ecoaldea cuenta con tres casas y varios alpendres así como una huerta, dos estanques artificiales y varios paneles fotovolcaicos que les permiten tener electricidad.

(Blog Ecoista) 

martes, 29 de noviembre de 2016

Pardamaza - León

El camino que lleva a Pardamaza, cubierto por unos castaños centenarios que apenas filtran el paso de la luz, predispone al viajero a dejarse cautivar por el bello paisaje boscoso que rodea esta localidad, desierta buena parte del año.
Sólo las paredes intactas del recoleto cementerio, la estampa de la cuidada iglesia de piedra, con su espadaña coronada por el campanario, y numerosas casas convertidas en segundas residencias, demuestra que los vecinos, descendientes de los antiguos habitantes, no están dispuestos a abandonar por completo el pueblo. De hecho todos los años a mediados de agosto celebran tenazmente sus fiestas patronales, con procesiones y una pequeña orquesta que tiñen el aire de bullicio y melancolía.
El pueblo, formado por más de 30 casas, durante el siglo XIX llegó a contar con ciento veinte habitantes que vivían de la ganadería, el cultivo de lino y centeno y la caza de jabalíes, faisanes e incluso osos, que todavía frecuentan una zona de brañas situada a 10 kilómetros del pueblo.

Caldo de castañas
En épocas de escasez, las castañas también formaron parte de la alimentación de muchos vecinos, que las guisaban con patatas haciendo una especie de caldo, las cocían con leche o las asaban utilizando un rudimentario tambor de hierro. Las paradojas del destino han querido que aquellas mismas castañas, que "quitaron mucha hambre en la posguerra", según un veterano vecino del pueblo, hoy se coticen por su calidad y acaben envasadas en licor por una conocida marca de alimentos artesanos de Cacabelos.


(Pilar Alonso y Alberto Gil)